Bonita Contradicción.

Y reconocer que uno pertenece a la Asociación Cultural OHKA desde el bar, con el codo en la barra y liquidando el tercer botellín es una gran contradicción. O no. Pero los caminos del Señor son inescrutables que decía aquel que se dejó matar en plan campeón, no sin antes correr a golpes a los Fariseos por todo el templo. Pues eso, que de contradicciones estaba yo pensando apurando el botellín cuando oí a un parroquiano al otro lado de la barra exaltar a VOX, como salvadores del país y de la democracia decía. Salvar la democracia decía, con poética entonación. La democracia liberal-capitalista en busca de salvadores, que bello. Lo que me faltaba por oír. Al segundo botellín me debía de haber marchado pensé. Salvar al país y a la democracia; eso sí que es una contradicción. Y de las grandes.

Y del tamaño XXL. Esta burda democracia, cuando se la ha cuestionado en los últimos años, siempre ha generado sus propios anticuerpos. Primero creo a UPyD desde la socialdemocracia más rosa y suave. Y cuando los rojetes de toda condición apretaron más, apoyados en el desfalco nacional del PP más patriota, ¡Zas!, los rojos salvadores destiñeron a violetas. Podemitas, feministas, antifascistas, lesbianos y no se vayan que aún hay más, todos unidos en plan “agrupémonos todos, en la lucha final”. UPyD ya no era el juguete de moda. Ahora la pista central la ocupa Podemos. Empezaba la función. Luces de colores, banderas tricolores, arco iris por aquí, payasos por allá,…que bonito es una tarde de circo. Y cuando la jornada circense va a llegar al final, desinflada ya, aparece el prestigitador y ¡Volilà!; hace aparecer el conejo VOX de la chistera para salvar la nación y la democracia. Ahí es nada. Volved a tomar asiento que nos dicen los demócratas que el espectáculo debe continuar.

Le mire al paisano al final de la barra y no pude por más que ciscarme en sus muertos y escupirle a la cara que a la Patria, ¿qué es eso del país?, lo salvan las mujeres y los hombres con Principios y Valor que se levantan temprano a trabajar o a ponerse a la cola del paro según se hayan repartido las cartas y que la democracia, cuando se convierte en tiranía y justificación de la injusticia, lo mejor que se puede hacer con ella es estrangularla. Y no va y me llama Fascista. Sonreí y pensé: Y creerá que me insulta.

Sección: NI UNA TAPIA SIN PINTADA, NI UN POEMA SIN METRALLA

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