Crónica de una historia de amor entre vecinos (Europa-Rusia).

En una tarde de sábado, la del 20 de enero de 2018 en concreto, varias decenas de curiosos amantes de la cultura europea y rusa, se dieron cita en el castizo barrio de Moncloa, en Madrid. El motivo no era otro que compartir unas horas de debate sobre la alianza de culturas Euro-rusa.

La naturaleza, que pareció enterarse del evento, quiso acompañar y acoger, a su particular y cruel manera, a los allí reunidos con uno de sus rasgos con los que el ideario popular mejor identifica a Rusia, el frio. No obstante, el calor fraternal de los involucrados y el hermoso recinto donde trascurrió la cita, procuraron que la jornada pudiera llevarse a cabo sin demasiados rigores térmicos.

La mayor parte del evento trascurrió con la ponencia de Kris Roman, presidente de la asociación EURO-RUS. En ella el conferenciante belga, apoyado por un ágil traductor, introdujo el tema con un barniz histórico de las interactuaciones entre lo que se denomina comúnmente la Europa occidental y Rusia. Más tarde, se trató la cultura y el modo de vida en el gigante de Europa del Este, pasando por asuntos geoestratégicos y políticos. El cierre de la ponencia se centró en ahondar sobre el lema de la asociación Euro-Rus “Proponemos un futuro desde Gibraltar hasta Vladivostok”

Al término de la ponencia se abrió una ronda de participación entre los allí convocados. Durante las participaciones, más o menos acaloradas, se pudieron debatir puntos de vista, aclarar asuntos tratados durante la exposición e incluso sacar alguna teoría de la conspiración.

Es cierto que no siempre las relaciones entre las distintas regiones protagonistas de la ponencia han sido cordiales, pero más cierto es que lo que nos une como pueblos es de mayor entidad que lo que nos diferencia.  Las historias comunes entre los habitantes de estas regiones, han forjado el carácter de sus gentes y conformado lo que hoy en día es el concepto de “la Europa de los pueblos”.

Desde estas líneas queremos agradecer a todos los allí congregados, los que no pudieron asistir, peor estuvieron en alma, a los que han hecho este evento posible y especialmente a Kris Roman, presidente de la “asociación EURO-RUS”.

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