Pongámonos en contexto histórico. Finales del S.XVIII, año 1789 para más señas, en Francia surge una revolución que cambiará el devenir de Occidente. La guillotina separaba la luz de las tinieblas bajo el lema liberté, égalité, fraternité. Revolución nacida para destronar al Antiguo régimen, un poder centralizado secularmente, sufragiado popularmente a masas de analfabetos. La clase baja vio un renacer pero hoy estamos viendo el resultado en forma de democracia liberal. A los jacobinos les importaba un bledo la libertad individual independiente, siempre controlada y con un objetivo principal que no era otro que el desmantelamiento de la jerarquía de la iglesia, que luego desembocará en sucesivas desamortizaciones. Los llamados enciclopedistas (Voltaire, Rosseau, D’Alembert) habían estado sembrando el veneno con el consentimiento de Luis XVI, financiado por banqueros ingleses. Una orgía de sangre hacía todo Vendée, cerca de Normandia. Quiero aclarar que la Vendée fue una reacción, no una revolución ya que la diferencia entre reacción, comúnmente vinculada a la derecha, es volver a lo antiguo, mientras que una revolución (como pudieran ser los fascismos de principio del S.XX) busca algo innovador, un nuevo orden.
Como hice ver en el anterior artículo fue uno de los tres grandes golpes que recibió la iglesia, dividiéndola también desde dentro. Un mero ejemplo bastante evidente es el de los obispos y sacerdotes que fueron fieles a realizar el juramento cívico de los principios revoluciones (clero juramentado) contra los se negaron (clero refractario).
De esos barros vinieron estos lodos, he aquí el resultado.
Este sistema liberal, de corte burgués y plutócrata muy alejado de los bienes comunes populares en detrimento de los grandes capitales extranjeros (que bien me recuerda al sublevamiento de los comuneros de Castilla en 1521). Si con la Revolución Francesa al igual que las sucesivas revoluciones de 1848 conocidas como “La primavera de los pueblos” empezó un lastre que os sonará a todos que hasta entonces había estado prohibida y no hace falta contar los que la usaban cual era su destino: la USURA, el verdadero cáncer del mundo, base fundamental en la plutocracia liberal.
Los asignados era el nombre que recibían los billetes que circulaban durante los años posteriores a la revolución a interés del 5%. Citando la tesis del profesor Aleksandr Duguin, el liberalismo que no es más que la unión democrática de los pensamientos de derecha capitalistas basado solo en el dios dinero y una cultura decadente izquierdista llevando al hombre al despojarse de su propio yo, deshumanizándolo basando su pobre existencia en mercancía sin llegar a lograr un mínimo de rebeldía divina ya que se ha despojado enteramente de su conexión con el alma.