Esta semana hemos señalado uno de los brazos de las tenazas del sistema responsable de #reinventar todo aquello que no forma parte de su escala de valores con la serie ‘#Cenicienta‘ de #Amazon. Casi de manera simultánea, diferentes medios españoles han dejado testimonio del otro brazo instrumental del marxismo cultural relativo a la #censura sincera y transparente cuando no existe modo de manipular las obras originales.
El viaje transoceánico nos conduce hasta #Canadá con el expurgo y la quema simbólica de libros
en bibliotecas públicas por ser ofensivos contra la comunidades indígenas bajo la retórica de siempre (racistas, sexistas, obsoletos, inapropiados, etc.). Entre estos libros destacan algunos títulos de #Astérix y #Obélix, #Tintín y #Lucky#Luke. Libros con los que todos los europeos del siglo XX e incluso XXI hemos crecido.
En relación con estas actuaciones, volvemos a insistir en diferentes aspectos:
La práctica de quemar libros no es de ahora y la han asimilado la mayoría de sistemas políticos, pese a que solo se inculca el obrar de un régimen en particular.
Todo lo que acaece en estos países, descendientes de Europa, tendrá su reflejo dentro de unos años en la propia Europa cuando las ‘minorías’ actuales pasen a engrosar un número aún más marcado entre la población.
Este fenómeno no se puede desligar de lo sucedido con las estatuas públicas en Estados Unidos y, en menor medida, en Europa. Forman parte del mismo entramado contra los valores culturales europeos. Asimismo recordemos también la autocensura con Los ‘Diez negritos’ de Agatha Christie, entre otros tantos (https://ohka.es/los-diez-negritos-de-agatha-christie…/).
Las comisiones de expertos en las que delegan los políticos, que a su vez son las que las nombran, no son independientes y, como todo en esta vida, si bien en este caso con mayor profusión, manifiestan una tendencia ideológica. En este caso, claramente tendenciosa para la cultura europea.
Si el sistema democrático se fundamenta en la masa, en realidad son unas élites culturales las que deciden por el resto, es decir, las referidas comisiones.
Mientras la ‘izquierda’ actúa, la ‘derecha’ manifiesta una indiferencia cómplice a escala planetaria. Unos deshacen y otros no reconstruyen (nada).
La indiferencia y la falta de información en cuestiones culturales es la mejor herramienta para estos trituradores de las identidades.
Nos rebelamos contra la #fatalidad.