Corren malos tiempos para los librepensadores. La apisonadora de la corrección política funciona 24 horas al día en todos los planos sociales. Ha conseguido machacar cualquier debate basado en el argumento, el sentido común y la razón. El pensamiento único está siendo eficiente en los medios periodísticos, culturales, laborales y políticos, pero esta apisonadora se convierte en letal dentro de los núcleos sociales familiares y de amistad. Cada vez más a menudo, grupos de colegas se polarizan por posturas políticas o bien se deja de hablar directamente de ciertos temas, produciéndose una autocensura atroz que incomoda hasta el punto de provocar cismas silenciosos o enfrentamientos abiertos y ruptura de lazos. Ya no importa lo que dices, ya no importan los argumentos sólidos, ya no importan los datos contrastados. Sólo importa el bando en el que estás, y si no estás en ninguno, existe una necesidad extrema de encasillarte para desprestigiar tus puntos de vista. Y si con 14 años te hiciste una foto con una bandera XXX ya no podrás opinar en tu vida, porque esa imagen deslegitima cualquier punto de vista y lo que digas ofende e indigna a cualquier ser humano “decente”. Los nuevos carroñeros que se autodenominan periodistas, ya no entienden por logro profesional escribir artículos brillantes o hacer análisis lúcidos de la actualidad. Para estos cazarrecompensas del siglo XXI, los grandes logros periodísticos consisten en encontrar en internet un rastro deslegitimador del personaje XXX: algún escrito, foto, comentario o like en redes sociales, cualquier cosa es válida para tirar por tierra a un político o españolito de a pie.Corren malos tiempos para los pensadores críticos. O conmigo o contra mí, afirma la progresía de peluquería y vidas fáciles en barrios acomodados. Esa progresía simple, que se cree superior; cobarde, que rehúye el debate en cuanto se tocan sus frágiles dogmas mántricos; dócil, que acude a la llamada de los nuevos almuecines mediáticos subvencionados por los que mandan de verdad. En términos pugilísticos, no suelen llegar al segundo round y tiran la toalla planteando una ofensa o un origen del planteamiento indigno (fascismo). “Al fascismo no se le debate, se le destruye”. El problema es que el carné de fascista lo emite alegremente la progresía a quien quiere y le estorba… Fascista es el PP, Ciudadanos, VOX, los taurinos, los católicos, los cazadores. Fascista es Fernando Savater, Isabel Coixet, Serrat, Sánchez Dragó, Pérez Reverte, Antonio Pérez Henares, José Luis Garci… Fascista, es en definitiva, quien no les baila el agua. España, en cosa de unos años, se ha levantado fascista con sorpresa para los auténticos que quedan… Porque, a pesar de lo que digan en la tele, son muy pocos los que conocen el fascismo y viven como fascistas.
raúl p.c // ohka